Control de la temperatura y Esclerosis Múltiple

La práctica de ejercicio físico constituye una terapia rehabilitadora no farmacológica y de bajo coste con probados beneficios en las personas con Esclerosis Múltiple (EM). Sin embargo, las propias características de la enfermedad conllevan alteraciones en complejos mecanismos que regulan la respuesta corporal ante la práctica de ejercicio y que provocan un incremento en algunos de los síntomas más incapacitantes de la enfermedad, como es la fatiga percibida, y por tanto, limitan la tolerancia hacia la actividad física.

Así, por ejemplo, es de sobra conocido que en la EM existen problemas para mantener la temperatura corporal estable especialmente en condiciones ambientales cálidas o durante el ejercicio físico. Recientes estudios han determinado que una de las principales causas de la incapacidad para estabilizar la temperatura corporal reside en una sudoración anómala. El sudor es uno de los mecanismos que emplea el cuerpo para disipar el calor y así poder mantener la temperatura estable.

En el caso de la EM, dicho mecanismo no funciona correctamente, provocando un aumento de la temperatura corporal excesivo que conlleva un incremento de otros síntomas, como la fatiga y una menor tolerancia hacia el ejercicio (1).

De acuerdo con esta observación, las personas con Esclerosis Múltiple deberían realizar ejercicio en condiciones ambientales que no dispongan al cuerpo a activar el mecanismo de sudoración.

Recomendaciones para controlar la temperatura

Una de las ideas para evitar esta situación sería realizar ejercicio a primera o última hora del día, buscar espacios abiertos en los que puede existir brisa o viento ligero que actúe como refrigerante, o cercanos a ríos o zonas húmedas. También puede ser de utilidad ejercitarse en manga y pantalón corto. Aunque al inicio de la práctica es probable que se experimente una sensación de frío, la propia realización de ejercicio irá haciendo desaparecer dicha sensación, a la par de que se ralentiza el mecanismo de sudoración.

Estas estrategias tienen su base fisiológica en el hecho de que las exacerbaciones o incrementos agudos en la temperatura corporal en pacientes con EM se deben a una excesiva termosensibilidad a nivel del tejido epidérmico (la propia piel) (2). Por tanto, se han diseñado prendas específicas como los chalecos refrigerantes o de enfriamiento, que inicialmente consistían en insertar una especie de circuito cerrado de refrigeración sobre una camiseta y que actualmente se comercializan bajo el nombre de “cooling vests”, que son chalecos confeccionados con un tejido térmico especial que ayuda a controlar y estabilizar la temperatura. Por supuesto, el realizar ejercicio acuático es otra de las opciones que más comúnmente se suelen mencionar.

El ejercicio físico es seguro con Esclerosis Múltiple si se adapta a las características personales de cada uno y se siguen las recomendaciones.

En lo que se refiere a la realización de actividades físicas en espacios cerrados, un aspecto fundamental a tener en cuenta es el control de la temperatura interior. A este respecto, en la literatura científica se ha indicado una temperatura no mayor de 16ºC como ideal para evitar incrementos en la temperatura corporal en personas con EM (3). Por último, también se han considerado la puesta en práctica de “estrategias de enfriamiento” básicas pero efectivas, como el caso de beber agua refrigerada previamente al desarrollo de la práctica deportiva. Así, algunos estudios han observado que la ingesta de agua muy fría (1,5 Cº) mejora la tolerancia al ejercicio en personas con EM, incluso en condiciones ambientales cálidas (4).

En definitiva, existen una serie de estrategias que parecen atenuar los problemas de termosensibilidad y control de la temperatura corporal que se presentan en la EM y cuyas consecuencias se agudizan durante la práctica de ejercicio físico. Los pacientes deben explorar la efectividad de alguna de estas, teniendo en cuenta la variabilidad de la enfermedad y que las mismas no son 100% efectivas para todos los casos.

Si quieres saber más sobre el control de la temperatura, puedes leer otro artículo de EMFORMA
sobre las diferentes opciones para gestionar el calor con Esclerosis Múltiple.

REFERENCIAS:

  1. Allen DR, Huang MU, Morris NB, Chaseling GK, Frohman EM, Jay O, Davis SL. Impaired Thermoregulatory Function during Dynamic Exercise in Multiple Sclerosis. Med Sci Sports Exerc. 2019 Mar;51(3):395-404. doi: 10.1249/MSS.0000000000001821. PMID: 30779715.
  2. Filingeri D, Chaseling G, Hoang P, Barnett M, Davis SL, Jay O. Afferent thermosensory function in relapsing-remitting multiple sclerosis following exercise-induced increases in body temperature. Exp Physiol. 2017 Aug 1;102(8):887-893. doi: 10.1113/EP086320. Epub 2017 May 23. PMID: 28488333.
  3. Grover G, Ploughman M, Philpott DT, Kelly LP, Devasahayam AJ, Wadden K, Power KE, Button DC. Environmental temperature and exercise modality independently impact central and muscle fatigue among people with multiple sclerosis. Mult Scler J Exp Transl Clin. 2017 Dec 21;3(4):2055217317747625. doi: 10.1177/2055217317747625. PMID: 29318030; PMCID: PMC5753932.
  4. Chaseling GK, Filingeri D, Barnett M, Hoang P, Davis SL, Jay O. Cold Water Ingestion Improves Exercise Tolerance of Heat-Sensitive People with MS. Med Sci Sports Exerc. 2018 Apr;50(4):643-648. doi: 10.1249/MSS.0000000000001496. PMID: 29140896.

Carlos Ayán. Doctor en CC. De la Actividad Física y el deporte.