El reciente aumento mundial de las enfermedades autoinmunes e inflamatorias, como la Esclerosis Múltiple (EM), y las enfermedades inflamatorias del intestino se ha asociado con los cambios en el estilo de vida y el medio ambiente1. Algunos de estos cambios son la disminución de la exposición solar, dando lugar a un déficit de vitamina D en el organismo, o la modificación del microbioma intestinal (desequilibrio en la población de bacterias del intestino) por múltiples causas, como por ejemplo por una mala alimentación.

Dentro de los cambios del estilo de vida también se ha observado que la población es cada vez más sedentaria y que los patrones alimenticios no son todo lo correctos que deberían. En particular, en la población infantil los patrones nutricionales han recibido una gran atención en el campo de la investigación en la EM y a continuación explicaremos algunos hallazgos, aunque también se estudian otras variables relacionadas con el estilo de vida como la actividad física y el sueño2.

La Esclerosis Múltiple pediátrica es un trastorno cada vez más reconocido y estudiado, y representa entre el 3 y el 10% de todas las personas con Esclerosis Múltiple3.

En esta población, la obesidad parece ser uno de los factores más relevantes a estudiar, ya que por un lado, asocian la obesidad como factor de riesgo en el desarrollo de EM pediátrica (sin estar del todo claro su relación en el curso de esta)2,4 y por otro lado, hay estudios que reflejan que la respuesta a los tratamientos de la EM es peor en estos pacientes. Se sugiere además, que un peso saludable y un IMC (índice de masa corporal) ideal, podría ayudar a las personas con EM pediátrica a mejorar la respuesta al tratamiento y, en consecuencia, evitar brotes 2, 4 .

Pero tener un IMC elevado no solo repercute a pacientes con Esclerosis Múltiple de edad pediátrica, también es un factor de riesgo para el desarrollo de la patología en la adolescencia. Existe una correlación entre IMC y la edad de la primera menstruación, necesitándose un IMC mínimo para que una mujer pueda tener la menstruación. Esto implica que una niña con sobrepeso pueda tener un desarrollo sexual de forma precoz. Partiendo de esto, hay estudios que destacan que existe un efecto de la madurez sexual y la transición puberal en la edad de inicio de la EM, particularmente en asociación con la obesidad5 y siendo más común en el sexo femenino que en el masculino6.

Continuando con la revisión de estudios sobre la EM pediátrica, los biomarcadores son otro gran campo de investigación. Un biomarcador es una sustancia que se puede medir y proporciona información sobre el estado de salud o la enfermedad de una persona. Las adipocinas son proteínas secretadas por el tejido adiposo y se piensa que pueden ser un biomarcador de la EM pediátrica, ya que se ha observado que los niveles de determinadas adipocinas son diferentes en individuos sanos e individuos con EM. Estas adipocinas podrían ser además una forma de predecir o evaluar el riesgo y el curso de la enfermedad en las primeras fases de la EM7

Pero la obesidad no es el único factor de riesgo relacionado con la alimentación y la Esclerosis Múltiple pediátrica; el déficit en vitamina D es altamente prevalente en niños a nivel mundial y se ha relacionado con el desarrollo de diversas patologías como la hipocalcemia, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y las enfermedades autoinmunes como la EM, entre otras8. Por esto, también se plantean que los niveles de vitamina D se puedan utilizar como biomarcadores de la actividad futura de la Esclerosis Múltiple, siendo la evidencia actual la que respalda la importancia de evitar su déficit en este grupo de pacientes9.

A modo de resumen y con la evidencia que tenemos hasta ahora, podemos identificar algunos factores de riesgo para el desarrollo de la Esclerosis Múltiple pediátrica como son la obesidad, los niveles bajos de vitamina D y la falta de ejercicio, relacionándolos con el estilo de vida de la sociedad occidental10.

REFERENCIAS:

  1. Bosman ES, Albert AY, Lui H, Dutz JP, Vallance BA. Skin Exposure to Narrow Band Ultraviolet (UVB) Light Modulates the Human Intestinal Microbiome. 2019 Oct 24;10:2410
  2. Sikes EM, Motl RW, Ness JM. Pediatric multiple sclerosis: current perspectives on health behaviors. 2018 Mar 6;9:17-25
  3. Cappa R, Theroux L, Brenton JN. Pediatric Multiple Sclerosis: genes, enviroment and a Comprehensive Therapeutic. 2017 Oct; 75:17-28.
  4. Huppke B, Ellenberger D, Hummel H, Stark W, Röbl M, Gärtner J, Huppke P. Association of obesity with Multiple Sclerosis Risk and Response to First – line Disease Modifying Drugs in Children. 2019 Jul 15.
  5. Chitnis T, Graves J, Weinstock- Guttman B, Belman A, Olsen C, Misra M, Aaen G, Benson L, Candee M, Gorman M, Greenberg, Krupp L, Lotze T, Mar S, Ness J, Rose J, Rubin J, Schreiner T, Tillema J, Waldman A, Rodriguez M, Casper C, Waubant E. Distinct effects of obesity and puberty on risk and age at onset of pediatric MS. 2016 Nov 4;3 ( 12):897-907.
  6. Liu Z, Zhang TT, Yu J, Liu YL, Qi SF, Zhao JJ, Lui DW, Tian QB. Excess Body Weight during Childhood and Adolescence Is Associated with the Risk of Multiple Sclerosis : A Meta- Analysis. 2016; 47( 2):103-108.
  7. Keyhanian K, Saxena S, Gombolay G, Healy BC, Misra M, Chitnis T. Adipokines are associated with pediatric multiple sclerosis risk and course. 2019 Sep 5;36:101384.
  8. Ariganjoye R. Pediatric Hypovitaminosis D: Molecular Perspectives and clinical Implications. 2017 Jan 18;4: 2333794×16685504.
  9. Smolders J, Torkildsen O, Camu W, Holmoy T. An Update on vitamin D and disease Activity in Multiple Sclerosis. 2019 Nov 4.
  10. Pétrin J, Fiander M, Doss PMIA, Yeh EA. A Scoping Review of Modifiable Risk Factors in Pediatric Onset Multiple Sclerosis: Building for the Future. 2018 Oct 26;5 (11).

Marta Lorenzo. Nutricionista