Mi nombre es Carol Motta. Soy yogini desde hace más de 20 años. Profesora de yoga adaptativo, meditación y atención plena.
Hace tiempo unos 50 alumnos con Esclerosis Múltiple (EM) y yo comenzamos a caminar juntos por un camino que la mayoría de ellos desconocían; el camino del yoga. El primer día todos se acercaron curiosos buscando que era yoga y que les podía aportar. Algunos tenían la idea de esas posturas acrobáticas que aparecen en los medios y mostraron su preocupación ante no poder realizar la práctica debido a su estado de salud.
Sea cual sea tu condición física, siempre puedes practicar y obtener todos los beneficios del Yoga. Es la práctica la que se adapta a ti y no al revés.
Desde el primer día las clases fueron todo un éxito. Cada semana los alumnos practican con ilusión y confianza. Y siempre se llevan herramientas para poder desarrollar en lo cotidiano y lo íntimo. Muchas personas con EM quieren huir de su cuerpo, escapar. Es una reacción entendible pero perjudicial. Ante ese deseo de alejarse de la propia realidad, el cuerpo reacciona perdiendo vitalidad y movimiento. Es como intentar apagar un fuego con gasolina. Es necesario por lo tanto volver a habitar el cuerpo, aceptar (que no resignarse) la propia realidad y desde ahí tomar las riendas y ver que es lo que cada uno puede hacer por si mismo.
Es importante buscar siempre profesores titulados que impartan yoga adaptativo.
El yoga, ante todo, es experiencia. Así es que animo a todas aquellas personas con EM a que confíen y practiquen, abriendo una puerta hacia si mismos y que sean críticos con los resultados. Este artículo está basado en la experiencia y los testimonios de mis alumnos (que a la vez son mis maestros) a los cuales estoy tan agradecida por permitirme ser su compañera de camino.