Las personas con Esclerosis Múltiple (EM) pueden tener síntomas muy variados, unos más visibles, como pueden ser los problemas de la marcha, y otros que pueden pasar desapercibidos en un primer momento, pero que pueden generar un gran impacto en la calidad de vida. Las alteraciones urinarias son uno de estos síntomas invisibles que pueden limitar la capacidad de la persona para desarrollar su día a día con normalidad.
En este sentido, el fortalecimiento del suelo pélvico puede ser una de las herramientas que ayuden a mejorar algunos problemas urinarios como la incontinencia, ya que se trata de la musculatura encargada de facilitar la micción, el coito, el parto y la defecación, así como de asegurar que en reposo se mantenga la continencia urinaria y fecal (1).
Algunos ejercicios físicos o deportes en concreto pueden tener un efecto perjudicial en el suelo pélvico, pero existen otras actividades recomendables para realizar con total seguridad (2). Por un lado, los deportes de impacto son lo que más se relacionan con un efecto negativo sobre la musculatura de suelo pélvico, la vejiga, el útero y el recto (3), pudiendo agravar los problemas de incontinencia urinaria de esfuerzo (4); y por otro, actividades como el yoga o el pilates son totalmente respetuosas con el suelo pélvico y recomendadas en personas con Esclerosis Múltiple.
Antes de iniciar una nueva práctica deportiva, sobre todo si esta conlleva impacto, es importante someterse a una valoración fisioterapéutica abdominal y pelviperineológica (es la parte de la fisioterapia que estudia y trata los trastornos de la zona del periné) para determinar si el deporte que se quiere realizar puede estar contraindicado.
Recomendaciones para proteger el suelo pélvico
Si la valoración por parte del fisioterapeuta es positiva para realizar cualquier tipo de deporte, es fundamental tener en cuenta algunas pautas para proteger los órganos alojados en la pelvis y el suelo pélvico durante la realización del mismo:
- Postura erguida: durante la actividad física se debe mantener, en la medida de lo posible, una postura erguida (5,6).
- Activación ligera, pero continua del transverso abdominal*: la sinergia existente entre transverso abdominal y suelo pélvico hará que este último tenga suficiente activación para responder ante las hiperpresiones que se están generando.
Además de esto, es recomendable acompañar estas pautas con algunas técnicas terapéuticas fuera de la práctica del ejercicio. Estas son:
- Trabajo del CORE (5,6): el CORE hace referencia a la musculatura central del cuerpo e incluye la zona abdominal, lumbo-espinal, de la musculatura del suelo pélvico, así como parte de la musculatura de las caderas. Tener una musculatura estabilizadora central competente es clave para proteger los órganos pélvicos y, por ello, es recomendable seguir una rutina de ejercicios básicos que nos sirvan de mantenimiento.
Si quieres ponerlo en práctica, en EMFORMA ya compartimos una serie de ejercicios de CORE en Esclerosis Múltiple ¡No te lo pierdas!
- Fisioterapia hipopresiva (7,8): es una técnica respiratoria y postural que puede ayudar bastante a minimizar y compensar los efectos negativos de las hiperpresiones abdominales continuas que se producen durante la actividad deportiva con impacto. Los ejercicios hipopresivos generan presión negativa en la cavidad abdominal, lo cual causa un efecto de “succión” de los órganos pélvicos permitiéndoles recuperar su posición. Además, durante la realización de hipopresivos se produce una activación automática del CORE.
Existen diferentes alternativas para fortalecer el suelo pélvico y que así la práctica de ejercicio físico (beneficiosa también para las personas con Esclerosis Múltiple) no provoque un impacto negativo en esta musculatura y, con ello, se agraven síntomas de la enfermedad como por ejemplo la incontinencia urinaria. Las asociaciones de pacientes cuentan con profesionales de la fisioterapia o la actividad física que pueden ayudarte en la práctica de estos ejercicios adaptándolos a tu condición física.
Bibliografía
- Lacima, G., & Espuña, M. (2008). Patología del suelo pélvico. Gastroenterología y Hepatología, 31(9), 587–595. doi:10.1157/13128299
- Nygaard, I. E., & Shaw, J. M. Physical activity and the pelvic floor. American journal of obstetrics and gynecology, 2016;214(2):164–171.
- Bø K, Nygaard IE. Is Physical Activity Good or Bad for the Female Pelvic Floor? A Narrative Review. Sports Med. 2020;50(3):471-484.
- Chisholm L, Delpe S, Priest T, Reynolds WS. Physical Activity and Stress Incontinence in Women. Curr Bladder Dysfunct Rep. 2019;14(3):174-179.
- Huxel Bliven KC, Anderson BE. Core stability training for injury prevention. Sports Health. 2013;5(6):514-522.
- Kibler WB, Press J, Sciascia A. The role of core stability in athletic function. Sports Med. 2006;36(3):189-198.
- Bernardes BT, Resende AP, Stüpp L, et al. Efficacy of pelvic floor muscle training and hypopressive exercises for treating pelvic organ prolapse in women: randomized controlled trial. Sao Paulo Med J. 2012;130(1):5-9.
- Navarro-Brazález B, Prieto-Gómez V, Prieto-Merino D, Sánchez-Sánchez B, McLean L, Torres-Lacomba M. Effectiveness of Hypopressive Exercises in Women with Pelvic Floor Dysfunction: A Randomised Controlled Trial. J Clin Med. 2020;9(4):1149. Published 2020 Apr 17.
Virginia Parra. Fisioterapeuta