Los beneficios de una vida físicamente activa en personas con Esclerosis Múltiple (EM) han sido ampliamente estudiados (1) y por todos es conocido su impacto positivo en quienes lo practican.

Empezar un nuevo año viene acompañado, con frecuencia, de nuevos propósitos. El paso de un año a otro es tomado como punto de inflexión de cara a iniciar nuevos hábitos, pero ¿y mantenerlos? A menudo, esta parte de la tarea resulta más costosa. ¿Quién no se ha planteado apuntarse al gimnasio en enero? Pero ¿cuántos se han planteado cómo van a gestionar la falta de motivación a medio y largo plazo?, ¿cuántos han aprendido a dosificar su esfuerzo y ponérselo fácil para querer volver al día siguiente?

El presente artículo pretende que, además de empezar cuanto antes una vida más activa, te plantees cómo puedes mantener esto en el tiempo. Para ello te proponemos los siguientes consejos:

  • Escribe los motivos por los que quieres empezar a realizar ejercicio físico y reléelos de vez en cuando. ¿Cuáles son tus propios motivos? Tiene más fuerza un “porque no quiero cansarme tanto cuando llevo a mis hijos al parque” que un “porque sé que es sano”. Reflexiona sobre qué beneficios tendría en tu vida un aumento de la actividad física (AF).
  • Decide cuándo y cuánto vas a ir (número de días, horario, etc.). Hazte un plan. Por ejemplo, pasa del “quiero ir al gimnasio” al “voy a ir al gimnasio lunes, miércoles y viernes de 9:00h a 10:00h”.
  • Enlaza el hábito de practicar ejercicio físico con otro hábito que tengas bien instaurado. Por ejemplo, ve a clase de yoga cuando salgas de trabajar o a dar un paseo cuando termines de desayunar.
  • Acepta que te puede llegar a dar pereza en algún momento y ten preparado algunos recursos para estos días en los que te cueste más. Por ejemplo, recuerda lo bien que te sientes tras el ejercicio o los beneficios de la actividad física en el caso de personas con Esclerosis Múltiple. No debatas en exceso con tu pereza, simplemente ponte tus zapatillas deportivas y vete.
  • Hazlo incluso los días que piensas que vas a tener un rendimiento inferior. Tendrás días con más fatiga o con algún dolor o molestia. En estos días, baja el listón, adapta tus ejercicios a cómo te encuentras este día, pero ve. El hecho de ir siempre que te corresponda va a dificultar la pérdida del hábito.
  • Valora tu esfuerzo y capacidad de hacer actividad física. Hagas lo que hagas (aunque sea un ejercicio suave) estarás haciendo más que en el sofá de tu casa. Valora el mero hecho de haber logrado ir, pese a no encontrarte del todo bien.
  • Gestiona correctamente la intensidad de los ejercicios. Es importante que termines la actividad con una sensación agradable. Si es necesario, asesórate con profesionales con experiencia en Esclerosis Múltiple. Recuerda que, además de la AF, hay otras actividades en tu día a día y es importante que sientas que el ejercicio no te impide llegar con energía a lo demás.
  • Presta atención a este nuevo hábito y cuídalo. Utilizar prendas cómodas y que te gusten, poner música mientras haces ejercicio o elegir un entorno para entrenar que te resulte agradable, son gestos que pueden facilitar el mantenimiento de tu objetivo.
  • Nada de castigarte ni culparte. Si en algún momento no cumples tu objetivo o no acudes a la actividad que tenías planeada, no te castigues, simplemente anímate a volver a intentarlo de nuevo. Busca lo que haces bien respecto a este hábito y rescátalo. Decirte cosas del tipo: “Es que siempre estoy igual” o “sabía que no lo iba a conseguir”, solo te aleja de tus metas y no te hace rescatar la rutina que habías iniciado.
  • Elige tus prioridades y no te satures con otras cuestiones. Póntelo fácil. Escoge un horario que sea compatible con el resto de áreas de tu vida y reserva ese espacio para la actividad física.

Y si has llegado hasta aquí y realmente quieres plantearte como objetivo el realizar actividad física como un hábito más en tu día a día, recuerda que tenemos una fantástica infografía sobre “Cómo plantearse nuevos objetivos con Esclerosis Múltiple” que puede ayudarte a conseguirlo.

En conclusión, éste suele ser un momento del año donde empezamos hábitos que son saludables. Una de las acciones más frecuentes es realizar actividad física, pero cuando hablamos de mantener el hábito, se nos hace más cuesta arriba. La fatiga, los dolores o molestias, así como la falta de motivación, pueden llegar a ser un obstáculo. Esperamos que estos consejos te hayan ayudado y recuerda que puedes pedir asesoramiento a profesionales especializados en EM que te ayuden a orientar tu actividad física si no tienes claro cómo empezar.

Referencias:

  1. Esclerosis Múltiple España (2015). Informe del estudio “Actividad física y deporte en esclerosis múltiple”. Consultado en: https://www.esclerosismultiple.com/ftp_publico/Informe%20act%20fisica%20y%20deporte%20en%20EM.pdf

Celia RamosPsicóloga