¿Cuántas veces has tecleado en Google esa duda que te surge sobre tu Esclerosis Múltiple (EM) y la respuesta no parecía muy fiable? En este artículo, el neurólogo de EMFORMA resuelve algunas de las preguntas más frecuentes sobre la Esclerosis Múltiple.

1. Me cuesta mucho mantener la concentración, ¿puede ser por la Esclerosis Múltiple?

La falta de atención y concentración tiene un origen multifactorial: influye el estado de ánimo, el estrés o la calidad del sueño nocturno, situaciones que frecuentemente se pueden dar con la Esclerosis Múltiple. Además, un aumento de la tensión emocional por factores externos, como por ejemplo el proceso de asumir el diagnóstico, actúa negativamente sobre la capacidad de concentración; muchos fármacos pueden también disminuir la atención (1).

Por otro lado, en la EM, la propia lesión de sustancia blanca y sustancia gris puede favorecer problemas cognitivos. Sin embargo, uno de los factores con más peso en los problemas de concentración en las personas con Esclerosis Múltiple es la fatiga. Su causa es probablemente heterogénea, pudiendo favorecer en la aparición de fatiga tanto la inflamación crónica, como las lesiones en ciertas estructuras del Sistema Nervioso Central (SNC).

¿SABÍAS QUE…? La fatiga es un síntoma también frecuente en otras situaciones de alteración inmunológica como en las infecciones víricas, el síndrome de fatiga crónica y enfermedades autoinmunes sistémicas.

2. ¿Cómo puedo mejorar la concentración?

Es necesario evaluar qué factores pueden estar exacerbando los problemas de concentración y actuar sobre ellos. No obstante, algunas recomendaciones serían:

  1. Asegurar un adecuado descanso nocturno, con un sueño reparador.
  2. Trabajar en la mejora del ánimo y disminuir el estrés.
  3. Evaluar si se están tomando fármacos que puedan afectar negativamente a la atención.
  4. Elaborar un programa de estimulación cognitiva centrado en mejorar la atención y concentración.
  5. Entrenar la concentración y la atención, por ejemplo, a través de la lectura y escritura diarias.
  6. Evaluar la fatiga y el papel que juega en los problemas de concentración. 
  7. Realizar actividad física moderada durante la mañana y/o primera hora de la tarde.
  8. Reducir el consumo de excitantes naturales, como la teína o la cafeína.
  9. Distribuir adecuadamente la ingesta de alimentos a lo largo del día.
  10. En ocasiones, puede ser necesario acudir a un psicólogo que realice terapia cognitivo-conductual.
  11. Realizar las tareas que requieran más concentración por la mañana y tomar pequeños descansos a lo largo del día.
  12. Disponer de un entorno con una temperatura no demasiado elevada, evitando ambientes calurosos, puede también colaborar en una menor fatiga mental.

¿SABÍAS QUE…? Las lesiones en determinadas estructuras del cerebro (tálamo, ínsula, troncoencéfalo o hipotálamo) también podrían originar la aparición de la fatiga. Este daño estructural probablemente provoca alteraciones de la dopamina, serotonina y noradrenalina (neurotransmisores implicados en multitud de procesos cognitivos y motores).

3. Me acaban de diagnosticar EM y no tengo secuelas, ¿puedo seguir practicando deporte con la misma intensidad?

La respuesta a esta cuestión es sí, sin lugar a dudas. Si no presentas discapacidad o secuelas que te lo impidan, es recomendable continuar realizando las actividades habituales, tanto a nivel laboral como social y deportivo. Hay múltiples evidencias que apoyan el papel terapéutico del ejercicio físico y su práctica en las personas con Esclerosis Múltiple, ya que ayuda en la remielinización de las áreas dañadas, además de colaborar en el refuerzo de vías alternativas a las lesionadas para mantener funciones.

Un buen acondicionamiento físico puede retrasar la aparición de síntomas y discapacidad (2), y si tenemos esto en cuenta, un programa de actividad física adecuado con ejercicio aeróbico, de fuerza, coordinación y flexibilidad debería ser un pilar fundamental en el tratamiento de la Esclerosis Múltiple además de ser totalmente recomendable.

Se aconseja realizar actividad física en ambientes frescos y siempre acondicionando la práctica deportiva a la capacidad, edad y aficiones de cada persona. Debemos tener en cuenta que el aumento de temperatura corporal durante el ejercicio puede favorecer la aparición de síntomas transitorios y totalmente reversibles que desaparecen con el descanso. Esto se debe a un enlentecimiento transitorio de la transmisión de la información a través de las vías nerviosas por el aumento de temperatura. No obstante, en ningún caso contraindica el ejercicio físico o supone un aumento del riesgo de brote.

Si buscas una rutina de entrenamiento por niveles, en estos vídeos te damos algunas ideas.

4. He oído que es más probable sufrir brotes de EM en algunas estaciones del año. ¿Es cierto? Y si es así, ¿sabemos por qué?

Encontramos diferentes estudios observacionales que apuntan a una mayor incidencia de brotes durante los meses de primavera y verano (3). Asimismo, hay investigadores que también relacionan los meses calurosos con una mayor actividad inflamatoria. Según el planteamiento de algunos autores, esta variabilidad estacional podría relacionarse con los cambios en la secreción de melatonina o con una mayor expresión de citocinas inflamatorias en primavera y verano. Sin embargo, estudios más recientes no han encontrado un claro patrón estacional en los brotes.

En lo que sí hay más consenso es en que, habitualmente, las personas con EM tienden a presentar más fatiga y estar más sintomáticos durante la primavera y verano. Entre otros posibles factores, esto probablemente se relaciona con el hecho de que, a una mayor temperatura corporal, la velocidad de conducción nerviosa disminuye.

5. ¿Existen factores que pueden aumentar el riesgo de brotes en Esclerosis Múltiple?

La respuesta es sí, y estos son:

  1. La edad. Los brotes son más frecuentes en las personas jóvenes, siendo menos habituales conforme vamos avanzando en edad.
  2. El embarazo y el parto. El riesgo de brotes disminuye durante el embarazo, sobre todo durante el segundo y tercer trimestre, y aumenta tras el parto.
  3. Las infecciones. Las alteraciones inmunológicas que se producen en el contexto de procesos infecciosos aumentan el riesgo de brotes, según diferentes estudios.
  4. Alto nivel de estrés. También se ha relacionado con la aparición de brotes con el estrés, aunque en este sentido, hay menos evidencia y no debemos en ningún caso achacar un brote a una mala gestión del estrés (4).
  5. La obesidad. Esta aumenta la actividad inflamatoria y el riesgo de brotes. Los adipocitos segregan leptina, y unos niveles elevados de leptina se han relacionado con una mayor tasa de brotes en las personas con Esclerosis Múltiple.
  6. Una dieta poco saludable. El exceso de grasas saturadas y alimentos procesados favorece cambios proinflamatorios en la microbiota intestinal y se ha asociado con un aumento de la actividad inflamatoria y los brotes.

Muy pronto, la segunda parte. ¡Permanece atento!

Referencias:

  1. Kalb R, Beier M, Benedict RH, et al. Recomendaciones para la detección y el manejo cognitivos en la atención de la esclerosis múltiple. Mult Scler. 2018;24(13):1665-1680.
  2. Dalgas U, Langeskov-Christensen M, Stenager E, Riemenschneider M, Hvid LG. Exercise as Medicine in Multiple Sclerosis-Time for a Paradigm Shift: Preventive, Symptomatic, and Disease-Modifying Aspects and Perspectives. Curr Neurol Neurosci Rep. 2019;19(11):88.
  3. Abella-Corral J, Prieto JM, Dapena-Bolaño D, Iglesias-Gómez S, Noya-García M, Lema M. Variaciones estacionales de los brotes en pacientes con esclerosis múltiple. Rev Neurol. 2005;40(7):394-396.
  4. J. Abella-Corral et al. Variaciones estacionales de los brotes en pacientes con esclerosis múltiple. Revista de Neurología 2005; 40(7): 394-396.
  5. Krysko KM, Graves JS, Dobson R., Altintas A., Amato MP, Bernard J., Bonavita S., Bove R., Cavalla P., Clerico M., et al. Efectos sexuales a lo largo de la vida en mujeres con esclerosis múltiple. Adv. Neurol. Desorden. 2020; 13: 175628642093616.

Fernando Pérez-Parra. Neurólogo.