Tanto la incidencia como la prevalencia de patologías autoinmunes han aumentado en los países occidentales en los últimos años, probablemente en parte impulsadas por un cambio en los factores ambientales como el estilo de vida y la nutrición, áreas de especial interés y asociadas a la autoinmunidad y la inflamación crónica (1-3).
Igualmente, existen otros factores que se dan durante la primera etapa de la vida, como la obesidad adolescente, la falta de actividad física, el tabaquismo y la deficiencia de vitamina D, que suponen un mayor riesgo de desarrollar Esclerosis Múltiple (EM), asociado al aumento de la inflamación y el estrés oxidativo (4).
En este sentido, el estilo de vida y los hábitos dietéticos suponen un papel importante en el desarrollo y progresión de la EM. Una dieta saludable y equilibrada es fundamental para un buen estado de salud, considerándose la alimentación ideal aquella basada en la ingesta diaria de frutas y verduras, granos integrales (pasta, arroz, pan y cereales integrales) y proteínas magras (huevo, pescado y carne como pollo, pavo, conejo o ternera) y la que limita el consumo de alimentos procesados, azúcares y grasas saturadas (bollería, pastelería, embutidos, etc.) (5).
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Dentro de este patrón dietético saludable también se incluye un consumo moderado de sal, tema que abordaremos a continuación en este artículo y cómo su ingesta excesiva podría exacerbar las respuestas proinflamatorias que afectan a enfermedades como la Esclerosis Múltiple (1).
Dieta rica en sal y EM
Algunos estudios sugieren que, además de una dieta desequilibrada y no saludable, la dieta alta o rica en sal (>5g/día) podría considerarse un factor de riesgo más en el desarrollo de la EM (6); y es que, el exceso de sal típico de los alimentos procesados se ha asociado a las enfermedades autoinmunes que podrían impulsar la actividad de las células inmunitarias hacia una respuesta proinflamatoria (1).
El papel nocivo de la sal puede estar asociado tanto a su acumulación extrarrenal, impactando en la diferenciación, activación y función de múltiples células inmunes (8), como en la materia gris cortical (tejido que se encuentra en la superficie del cerebro), considerándose relevante para el curso de la patología y la discapacidad de la EM (9).
Igualmente, la evidencia sugiere que no solo influye la ingesta excesiva de sal, sino que la combinación de los ingredientes como la sal y los ácidos grasos saturados puede afectar a la respuesta inmune y la neuroinflamación (2).
En este grupo de alimentos, nos encontraríamos a los embutidos y/o procesados, con un alto contenido en grasas no vegetales y sal y que contribuirían con un mayor estado inflamatorio.
Sin embargo, la evidencia de que la ingesta de sodio está directamente asociada con la patogénesis de la Esclerosis Múltiple es aún controvertida, ya que también hay algunos estudios que aportarían resultados opuestos (1,7).
En conclusión, no existe evidencia clara y concluyente que determine con exactitud el papel de la sal de cocina en el tratamiento y la prevención de enfermedades autoinmunes. No obstante, sí es importante hacer referencia a las posibles ventajas de una ingesta restringida o limitada en sal (1), determinar si la influencia del sodio en nuestro organismo solo y al combinarlo con otros nutrientes (10) y valorar si afecta igualmente a grupos de riesgo que a individuos sanos.
Referencias:
- Scrivo, R., Perricone, C., Altobelli, A., Castellani, C., Tinti, L., Conti, F., & Valesini, G. (2019). Dietary Habits Bursting into the Complex Pathogenesis of Autoimmune Diseases: The Emerging Role of Salt from Experimental and Clinical Studies. Nutrients, 11(5), 1013.
- Hammer, A., Schliep, A., Jörg, S., Haghikia, A., Gold, R., Kleinewietfeld, M., Müller, D. N., & Linker, R. A. (2017). Impact of combined sodium chloride and saturated long-chain fatty acid challenge on the differentiation of T helper cells in neuroinflammation. Journal of neuroinflammation, 14(1), 184.
- Touil, H., Mounts, K., & De Jager, P. L. (2023). Differential impact of environmental factors on systemic and localized autoimmunity. Frontiers in immunology, 14, 1147447.
- Hecker, M., Bühring, J., Fitzner, B., Rommer, P. S., & Zettl, U. K. (2021). Genetic, Environmental and Lifestyle Determinants of Accelerated Telomere Attrition as Contributors to Risk and Severity of Multiple Sclerosis. Biomolecules, 11(10), 1510.
- Mandato, C., Colucci, A., Lanzillo, R., Staiano, A., Scarpato, E., Schiavo, L., Operto, F. F., Serra, M. R., Di Monaco, C., Napoli, J. S., Massa, G., & Vajro, P. (2023). Multiple Sclerosis-Related Dietary and Nutritional Issues: An Updated Scoping Review with a Focus on Pediatrics. Children (Basel, Switzerland), 10(6), 1022.
- Zostawa, J., Adamczyk, J., Sowa, P., & Adamczyk-Sowa, M. (2017). The influence of sodium on pathophysiology of multiple sclerosis. Neurological sciences: official journal of the Italian Neurological Society and of the Italian Society of Clinical Neurophysiology, 38(3), 389–398.
- Na, S. Y., Janakiraman, M., Leliavski, A., & Krishnamoorthy, G. (2021). High-salt diet suppresses autoimmune demyelination by regulating the blood-brain barrier permeability. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 118(12), e2025944118.
- Li, X., Alu, A., Wei, Y., Wei, X., & Luo, M. (2022). The modulatory effect of high salt on immune cells and related diseases. Cell proliferation, 55(9), e13250.
- Brownlee, W. J., Solanky, B., Prados, F., Yiannakas, M., Da Mota, P., Riemer, F., Cardoso, M. J., Ourselin, S., Golay, X., Gandini Wheeler-Kingshott, C., & Ciccarelli, O. (2019). Cortical grey matter sodium accumulation is associated with disability and secondary progressive disease course in relapse-onset multiple sclerosis. Journal of neurology, neurosurgery, and psychiatry, 90(7), 755–760.
- Probst, Y., Mowbray, E., Svensen, E., & Thompson, K. (2019). A Systematic Review of the Impact of Dietary Sodium on Autoimmunity and Inflammation Related to Multiple Sclerosis. Advances in nutrition (Bethesda, Md.), 10(5), 902–910.
Marta Lorenzo. Nutricionista