De forma sencilla, podemos decir que las comorbilidades se dan cuando una persona presenta cualquier enfermedad o trastorno, además de una enfermedad principal. En el caso de una persona con Esclerosis Múltiple (EM), hablaríamos de comorbilidad cuando presenta adicionalmente a la EM otra enfermedad, como puede ser la hipertensión, la diabetes, la obesidad, la hipercolesterolemia, etc.
Una enfermedad como la Esclerosis Múltiple está asociada a un pronóstico, unos riesgos y unos síntomas determinados. Desarrollar otra enfermedad a la vez, podría influir en la evolución de la enfermedad de base, conllevar otros riesgos y/o empeorar o desencadenar nuevos síntomas de la EM.
Se ha visto que las comorbilidades más frecuentes en la EM no se alejan demasiado de las del resto de la población. El colesterol elevado, la hipertensión arterial, la artritis, los problemas de espalda o las enfermedades cardiovasculares son algunas de las enfermedades que aparecen con más frecuencia en las personas con EM(1).
No obstante, también es importante conocer que existen otras enfermedades que las personas con EM tienen más probabilidad de desarrollar que otros grupos de población, como son las enfermedades autoinmunes o la depresión(1).
Existe evidencia de que las comorbilidades en la EM pueden retrasar el diagnóstico, incrementar la tasa de brotes y aumentar la discapacidad. También pueden influir en aspectos relacionados con la elección del tratamiento y la adherencia al mismo y en última instancia, en la calidad de vida(2).
Sabemos que hay factores que nos predisponen a desarrollar estas comorbilidades, unos son modificables como pueden ser el tabaquismo o la alimentación, mientras que otros no los podemos modificar, como la edad o la predisposición genética.
Prevenir las comorbilidades en la Esclerosis Múltiple debe ser uno de los objetivos terapéuticos en los que la persona diagnosticada puede actuar como un agente activo en el manejo de su enfermedad.
Prevención y manejo de las comorbilidades mas frecuentes en Esclerosis Múltiple
La depresión es de las comorbilidades más frecuentes en la EM(2) y el riesgo de desarrollarla es 2-3 veces más alta que en la población general. En el caso de la EM, se identifican como factores de riesgo la edad (jóvenes), el sexo femenino o los antecedentes familiares(3); factores de riesgo que no podemos modificar. No obstante, el abordaje de la depresión llevado a cabo en otros grupos de población (terapia cognitivo-conductual y tratamiento farmacológico) ha demostrado ser eficaz también para personas con EM(3).
La siguiente comorbilidad más habitual en las personas con EM es la hipertensión arterial (HTA)(2) y esta, a su vez, es un factor de riesgo importante para desarrollar otras enfermedades cardiovasculares. A pesar de los factores de riesgo no modificables relacionados con la hipertensión (como la edad), la evidencia propone medidas que podemos llevar a cabo para prevenir o manejar la enfermedad.
Para la prevención de la HTA, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda(4):
- Reducir la ingesta de sal (a menos de 5 g diarios)
- Consumir más fruta y verdura
- Mantener una actividad física regular
- Evitar el consumo de tabaco
- Reducir el consumo de alcohol
- Limitar la ingesta de alimentos ricos en grasas saturadas
- Eliminar/reducir las grasas trans de la dieta
Y en el caso de que ya se haya diagnosticado HTA, se recomienda(4):
- Reducir y gestionar el estrés
- Controlar periódicamente la tensión arterial
- Llevar un tratamiento para la hipertensión supervisado por un profesional
En conclusión, las personas con EM además de padecer una enfermedad grave, crónica y degenerativa, son susceptibles a desarrollar a lo largo del tiempo otras enfermedades que pueden influir en la progresión de la discapacidad, el diagnóstico precoz o la toma de decisiones terapéuticas y que repercutirán directamente en la calidad de vida de la persona(5). Por tanto, la prevención y el manejo de las comorbilidades han de ser consideradas un punto importante en las estrategias de intervención de la EM por parte del equipo multidisciplinar y de la propia persona que la padece.
Referencias:
- Estruch BC. Comorbilidad en esclerosis múltiple y su abordaje asistencial. Med Clínica. 1 de diciembre de 2014;143:13-8.
- Cárdenas-Robledo S, Otero-Romero S, Montalban X, Tintoré M. Prevalencia e impacto de las comorbilidades en pacientes con esclerosis múltiple [Prevalence and impact of comorbidities in patients with multiple sclerosis]. Rev Neurol. 2020;71(4):151-158.
- Patten SB, Marrie RA, Carta MG. Depression in multiple sclerosis. Int Rev Psychiatry Abingdon Engl. octubre de 2017;29(5):463-72.
- Organización Mundial de la Salud (OMS). Hipertensión [Internet]. [citado 21 de mayo de 2021]. Disponible en: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/hypertension
- Marrie RA, Horwitz R, Cutter G, Tyry T. Cumulative Impact of Comorbidity on Quality of Life in MS. Acta Neurol Scand. marzo de 2012;125(3):180-6.
Nuria Mansilla Fernández. Enfermera y nutricionista