El verano trae consigo el calor, y si algo es característico en personas con EM, es el empeoramiento de los síntomas tras estar expuestos a un aumento de temperatura (Fenómeno Uhthoff) (1). Esto puede disuadirte a la hora de practicar actividad física (AF); sin embargo, si esa actividad te hace sentir bien, deberías buscar otra opción para seguir con esa rutina.

Las actividades acuáticas son una buena elección para seguir con la AF en esta época del año. El agua nos da una increíble versatilidad a la hora de realizar diferentes ejercicios y, sobre todo, se adapta a todos los niveles funcionales; cada vez es más fácil encontrar piscinas y playas adaptadas. Entre todas las razones por las que la actividad acuática es una buena opción para personas con EM, la disminución de la temperatura corporal y la posibilidad de alargar las sesiones de entrenamiento hacen del agua un entorno ideal (2). 

AF y temperatura corporal en el agua

Un pequeño aumento de temperatura, de entre 0.2ºC y 0.5ºC, es suficiente para producir desde un enlentecimiento de la conducción nerviosa hasta un bloqueo de esta, y puede manifestarse con un empeoramiento de la sintomatología de la EM. Ese aumento de la temperatura corporal se puede producir bien por una fuente externa o bien por un aumento del metabolismo, como al realizar AF (1).

Las recomendaciones generales hablan de temperaturas del agua de entre 26 y 30ºC (3,8), aunque no existe consenso sobre este tema. Además, la temperatura ideal cambiará dependiendo del tipo de trabajo que se quiera realizar y la tolerancia de cada persona al frío o al calor. Dentro de este rango de temperatura, sería recomendable movernos entre las temperaturas más bajas para realizar trabajo aeróbico y dejaríamos las temperaturas más altas para ejercicios más estáticos. Aunque como siempre, todo dependerá de cada caso individual (6).

Influencia de la AF en el medio acuático en las personas con EM

La AF en el agua puede influir en el mantenimiento de la fuerza muscular, la movilidad (marcha y equilibrio), la resistencia, la función respiratoria, la percepción del dolor y la amplitud de movimiento. Además, mejora la calidad de vida, la fatiga y los niveles de depresión y/o ansiedad en personas con EM (3,4).

1) Trabajo aeróbico progresivo

Son actividades tales como andar, nadar, correr o montar en bicicleta; estas tienen como objetivo conseguir una mayor resistencia al esfuerzo. También, han demostrado tener efectos positivos en la función física de adultos con EM, por ejemplo, en la velocidad y resistencia durante la marcha, el equilibrio o la fatiga. Actualmente se está estudiando su influencia en la función cognitiva (velocidad de procesamiento) (5).

Nadar, saltar, utilizar poolbikes (bicicletas sumergidas), andar rápido o correr en el agua son ejemplos de este tipo de trabajo. Se puede dificultar utilizando aletas, nadando solo utilizando brazos o piernas, aumentando la velocidad (a mayor velocidad, mayor resistencia del agua), utilizando métodos de flotación que aumenten el empuje del agua y dificulten el desplazamiento, etc. Es recomendable incluir un periodo de calentamiento antes de iniciar la actividad.

  • Ejercicios en suspensión:

En una piscina profunda, además de nadar, se pueden realizar otros ejercicios para trabajar la resistencia al esfuerzo. Por ejemplo, solamente con mantenerse a flote, sin ayuda de ningún dispositivo, con el movimiento de los brazos y los pies, ya se puede considerar AF. Ese trabajo puede dificultarse elevando un brazo e intentando mantener la línea de flotación a la misma altura. Utilizando un “churro” o cinturón flotante, se pueden realizar movimientos como correr, tijera, bicicleta o pataleo (9).

2) Trabajo de fuerza

Trabajaremos la fuerza yendo en contra del empuje que genera el agua. Hay diferentes maneras de conseguir una mayor resistencia del agua:

  • Movernos a mayor velocidad (7).
  • Trabajar en rangos amplios de movimiento.
  • Utilizar dispositivos que aumenten la superficie de la parte del cuerpo que queremos mover, como aletas o palas de natación para las manos (7).
  • Uso de dispositivos de flotación (churros, pull buoys, tablas, mancuernas de corcho o rellenables vacías, etc.) o pesas (mancuernas llenas de agua, lastres para tobillos o muñecas).
  • Bandas elásticas.

Este tipo de trabajo es mejor realizarlo en una piscina que no sea demasiado profunda, ya que cuanto más cuerpo se encuentre sumergido, costará más generar fuerza.

3) Trabajo de equilibrio

La flotabilidad y la viscosidad del agua dan soporte al cuerpo y aumentan el tiempo de reacción para conseguir mantener el equilibrio (4,7,8), por lo que se trata de un entorno ideal para realizar este tipo de trabajo. Además, los receptores cutáneos (sensibilidad táctil), los propioceptivos (sensibilidad profunda) y los baroreceptores (sensibilidad a la presión), están continuamente estimulados por el contacto con el agua, favoreciendo así la integración de ese tipo de estímulos (7); eso nos ayudará sentir nuestro cuerpo y aprender a cómo movernos.

Pautas a tener en cuenta:

  • Ejercitar tanto el equilibrio en estático como en movimiento.
  • Se puede trabajar tanto con pies en el suelo como flotando; el core es el centro de nuestro equilibrio, y se pueden realizar ejercicios muy exigentes a este nivel, en flotación.
  • Disminuir la base de sustentación (pies juntos, tándem, apoyo con un pie).
  • Turbulencias (generadas por otra persona, por el uso de un dispositivo de flotación, generadas por la misma persona al cambiar de dirección durante el nado o la marcha, etc.)
  • Aumentar la velocidad durante la marcha genera un mayor desequilibrio.
  • A mayor profundidad, el cuerpo pesa menos y las reacciones de equilibrio cambian (7).

4) Estiramientos:

Según se va sumergiendo una mayor parte del cuerpo en el agua, el peso corporal disminuye, se mejora la amplitud de movimiento y disminuye significativamente la sobrecarga articular. Además, realizar estiramientos dentro del agua, favorece la estimulación del sistema propioceptivo ayudando a normalizar el tono muscular(7); un factor a tener en cuenta ya que en muchas ocasiones este puede estar aumentado en las personas con EM. Por todo ello, el agua es una buena opción para hacer estiramientos.

Recomendaciones finales:

Un profesional cualificado puede guiarte a la hora de:

  • Elegir el tipo de trabajo que puede ser más beneficioso.
  • Definir los ejercicios más recomendables, la duración de las sesiones y pautar descansos.
  • Elegir las instalaciones más adecuadas: accesibilidad al recinto deportivo y vestuarios, temperatura del agua, profundidad de la piscina, etc.
  • Elegir material: en la situación actual de pandemia se recomienda disponer de tu propio material. Te recomendamos, por ejemplo, usar tablas, pull buoys, “churros”, un cinturón flotante o unas aletas, ya que son materiales muy versátiles y fáciles de conseguir.
  • En algunas piscinas el uso de las aletas está reservado para los usuarios de los cursillos y prohibido para el baño libre; sin embargo, hay piscinas que sí permiten el uso de aletas, si un profesional cualificado lo justifica. Normalmente, un informe del profesional es suficiente.

Referencias:

  1. Panginikkod, S., Rayi, A., Rocha Cabrero, F., & Rukmangadachar, L. A. (2021). Uhthoff Phenomenon. In StatPearls. StatPearls Publishing.
  2. Roehrs, T. G., & Karst, G. M. (2004). Effects of an aquatics exercise program on quality of life measures for individuals with progressive multiple sclerosis. Journal of Neurologic Physical Therapy28(2), 63-71.
  3. Aquatic exercise & Multiple Sclerosis. MS Association of America (2014). https://mymsaa.org/PDFs/aqua-patient-pub.pdf
  4. Elorriaga I. Beneficios del uso de la terapia acuática en pacientes afectados de Esclerosis Múltiple. Esclerosis Múltiple Euskadi. (2014). https://www.esclerosismultipleeuskadi.org/beneficios-del-uso-de-la-terapia-acuatica-en-pacientes-afectados-de-esclerosis-multiple/
  5. Langeskov-Christensen, M., Hvid, L. G., Jensen, H. B., Nielsen, H. H., Petersen, T., Stenager, E., Hämäläinen, P., & Dalgas, U. (2020). Efficacy of high-intensity aerobic exercise on cognitive performance in people with multiple sclerosis: A randomized controlled trial. Multiple sclerosis (Houndmills, Basingstoke, England), 1352458520973619.
  6. Mary E. Sanders. Capítulo 3 “Revisión de la investigación: Respuestas fisiológicas y biomecánicas al ejercicio en el agua” – Fitness acuático. Ciudad real: Editorial Grada Gymnos; 2001 (pp.48-49)
  7. Güeita J, Alonso M, Fernández C. Parte 1 “Bases y fundamentos de la terapia acuática” Capítulo 1. “Principios básicos y fundamentos de la terapia acuática” -Terapia Acuática; Abordajes desde la fisioterapia y la terapia ocupacional. Barcelona: Elsevier; 2015 (pp. 5-11)
  8. Gurpinar B, Kara B, Idiman E. Effects of aquatic exercises on postural control and hand function in Multiple Sclerosis: Halliwick versus Aquatic Plyometric Exercises: a randomised trial. J Musculoskelet Neuronal Interact. 2020; 20(2): 249–255.
  9. Mary E. Sanders. Capítulo 1 “Especificidad del entrenamiento y el programa de agua profunda” Parte C “Guía de vídeo: Agua profunda” – Fitness Acuático: Entrenamiento específico y de ejercicios en suspensión. 2001 (pp. 77-78)

Iratxe Elorriaga. Fisioterapeuta